jueves, 1 de noviembre de 2012

Un Paseo por Oporto (II)

Hoy quería compartir con vosotros algunas fotos más tomadas durante mis frecuentes paseos por Oporto. En esta ocasión el punto de partida es la estación de metro de Aliados. Esta avenida conecta el centro con la zona de Trindade, el nudo principal de la red de metros de Oporto.

Nada más salir de la boca del metro nos encontramos en mitad de la avenida. En la zona de Aliados se encuentra el edificio de la Cámara Municipal do Porto, donde destaca su torre, y a ambos lados de la avenida se pueden ver algunas fachadas cuyo estilo recuerda a otras que se pueden encontrar en ciudades como Madrid, aunque aquí en Oporto el estado de conservación de algunos de ellos es bastante peor.

Cámara Municipal do Porto

Avenida de los Aliados, desde la Cámara Municipal


Bajando por la avenida en dirección a la Ribeira, que es un paseo corto y agradable, llegaremos a una zona con numerosas cafeterías, terrazas y hoteles; esta zona es bastante turística y uno se cruza con numerosos turistas, aunque está menos masificada que la Ribeira y los precios son también algo más baratos. Aquí hay algunas cafeterías muy exitosas, como el Café Guarany, al que no he entrado porque para mi estándar de precios es caro, y el McDonalds; lo peculiar que tiene este último, es el edificio en el que se encuentra, cuyo interior han conservado bastante bien.

Llegando al final de la avenida, a la derecha se alza la Torre dos Clérigos, lugar del que os hablaré próximamente, mientras que a la izquierda se llega a la Via Catarina, zona de compras por excelencia. Para llegar a ambos sitios hay que escalar un poco por las empinadas calles de la ciudad. En cambio si seguimos al frente, con cuidado de que no os arrolle el tranvía, llegamos a la estación de São Bento.

Cámara Municipal y avenida de los Aliados, desde el otro extremo

Torre dos Clérigos, al fondo

Tranvía

Siguiendo las cuestas descendentes, acabaremos en la Ribeira. Es imposible no acabar ahí en un paseo por la ciudad, todas las calles te empujan con sus pendientes hasta llegar a la orilla del río. Pero si hacéis un esfuerzo y continuáis por otras calles que no vayan cuesta abajo, podréis callejear por algunos rincones con un encanto típico portugués, descubriendo un poco más del Oporto no tan turístico y más común, más local, que también merece la pena.


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