jueves, 5 de abril de 2012

La mezquita de Bab Al Mardum

Toledo tiene mucho que ofrecer, y de muchos estilos diferentes. Uno de los monumentos quizá menos conocidos, al no encontrarse en los clásicos recorridos turísticos de la ciudad, sea la mezquita de Bab Al Mardum, reconvertida posteriormente a ermita del Cristo de la Luz. El nombre de la mezquita proviene de la puerta cercana de mismo nombre y que significa "puerta tapiada"; el nombre original de la mezquita se ha perdido en el tiempo, y es que esta mezquita tiene más de 1000 años, puesto que fue fundada aproximadamente en 999.

Parece ser que originalmente existía un templo visigodo en el mismo lugar, y de hecho los capitales de las columnas de la mezquita son de esa época. Tras la conquista de los árabes, estos edificaron su mezquita en el mismo sitio del templo. De esta se pueden observar todavía elementos como el muro de la quibla y su estructura cuadrada, a la que posteriormente se le añadió el ábside tras su conversión a ermita. Respecto a su nombre actual de Cristo de la Luz, una de las leyendas toledanas cuenta que con la reconquista, al entrar las tropas de Alfonso VI en la ciudad, el caballo de este calló de rodillas a la altura de la mezquita. Los esfuerzos para levantar al animal resultaron en vano y eso se interpretó como un signo divino, por lo que alguien decidió excavar en uno de los muros después de encontrar un resplandor, encontrando una imagen de un Cristo crucificado junto a una lampara de aceite, que se había mantenido encendida durante 300 años.




Dentro de la mezquita se pueden encontrar pinturas de estilo románico-mudéjar, aunque hoy día se encuentran en un estado bastante deteriorado, pero que datan del siglo XIII. Algunos de los diseños arquitectónicos se inspiraron en los de la mezquita de Córdoba, como las bóvedas de crucería del interior o los arcos lobulados de la fachada. En el mismo recinto se puede pasear y relajarse en un pequeño jardín, que tiene además unas buenas vistas a la puerta del Sol de la ciudad, así como a parte de ella, ya que existe un pequeño mirador. Y por si la antigüedad del edificio fuera poca, también se pueden observar los restos de una calzada romana que atravesaba la zona, justo al lado de la puerta de Bab Al Mardum o de Valmardón.

La única pega es que hay que pagar 2.50€ por entrar al recinto. Si bien es cierto que el estado de conservación de las pinturas y el interior de la iglesia dista de ser óptimo, no deja de ser uno de los restos más antiguos existentes en la ciudad. También puede ser que, como es mi caso, os interese ver unas pinturas del siglo XIII a pocos metros vuestros, o disfrutar de la calzada romana justo a vuestro lado o descansar un rato en el mirador, y en ese caso os compense pagar la entrada. Creo que este lugar tiene muchísima historia, y es un sitio que transmite mucha cercanía, puesto que es pequeño y no existe ningún tipo de cordón, barrera o limitación para verlo. Por eso, creo que 2.50€ no es demasiado dinero para disfrutar de un sitio como este, aunque no se encuentre en su estado más presentable.





2 comentarios:

  1. Yo también creo que merece la pena pagar por entrar a ver la mezquita, pasear por el jardín y disfrutar de las vistas, aunque también creo que vendría bien hacer un poco de trabajo de conservación/restauración y que el tríptico incluyera una explicación algo más completa. :-)

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, a ver si el dinero de la entrada ayuda algo, y el organismo correspondiente que tenga su control no deja que se estropee mucho más, poniendo también un poco de su parte. Había algunos aspectos a pulir, aunque sin embargo yo le encuentro cierto puntillo interesante a tener las pinturas tal cual, en lugar de ser un trabajo restaurado. Con eso no pretendo decir que no quiera que se restaure, pero verlas así le aportó un plus de autenticidad :)

    Del tríptico ni me acuerdo, la verdad xDDD

    ResponderEliminar