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lunes, 9 de junio de 2014

Haugesund, camino de Stavanger

He dudado mucho si subir o no esta entrada, ya que no tiene tanto peso como las anteriores, pero incluirla en la siguiente la haría demasiado larga. Así que al final, entre eso y que publicar esta entrada creo que me ayudará a desatascar el blog, me he decidido a subir unas pocas fotos más que comprenden mi paso por Haugesund, camino de la ciudad de Stavanger.

Pero vamos poco a poco. En la última entrada os hablaba del viaje por el fiordo de los Sueños (Sognefjord), que terminaba en el pequeño pueblo de Gudvangen. Desde este pueblo, viajé en bus de vuelta a Bergen, y pasé toda la tarde viajando. El objetivo era llegar lo más cerca posible de Stavanger, donde me esperaba el Preikestolen, pero hacerlo todo en el mismo día parecía demasiada paliza, tanto por las horas de viaje como por la hora de llegada a Stavanger. Así que decidí hacer una parada intermedia en Haugesund, una ciudad de unos 35000 habitantes (que no está mal para ser Noruega), donde llegaría sobre las 20 de la tarde, y me permitiría descansar antes de emprender el día siguiente el viaje a Stavanger.

El primer paso era volver a Bergen. Lo hice en un autobús de la compañía Nor-Way, que une las dos ciudades en unas dos horas y media por algo más de 30€. Si miráis en la web, pone que la parada es Gudvangen E16, lo que básicamente quiere decir que la parada está en mitad de la carretera E16, a la altura de Gudvangen. Afortunadamente, estaba realmente cerca de las pocas casas que forman el pueblo, así que fue sencilla de encontrar.

Al rato se me unieron un chico y una chica de Rusia, que también estaban buscando la parada para volver a Bergen, así que al final empezamos a charlar y pasamos toda la espera del bus y el viaje hablando sobre nuestros respectivos países, curiosidades, viajes que habíamos hecho anteriormente y la ruta que estábamos haciendo esos días por Noruega. Es el lado bueno de viajar sólo, que al final a la mínima acabas conociendo a gente.

Finalmente, el bus llegó a la estación de Bergen, y ahí me tocó esperar un par de horas hasta que saliera el siguiente bus a Haugesund, perteneciente a la línea Kystbussen también de Nor-Way. El trayecto dura algo más de tres horas y son unos 42€. Esto al principio me resultaba sorprendente, ya que ambas ciudades están separadas unos 140 kilómetros, pero claro, de que uno se habitúa al peculiar relieve noruego (y más en la costa de los fiordos), entiende el tiempo que tarda el viaje, ya que hay que montar en ferry para cruzar ciertas zonas, y las carreteras tampoco son para ir a 120 kilómetros por hora.

Después de un día donde monté en varios barcos y en un par de autobuses, llegué a Haugesund. Y no sé si porque era tarde, porque estaba cansado o porque realmente la ciudad no tenía nada, pero me pareció una ciudad muy gris. Haugesund tiene poca historia, se fundó hace menos de 200 años y aunque al principio se dedicaba a la pesca, hoy día es una ciudad industrial, centrada especialmente en el petróleo.


Tras un pequeño paseo por el centro no me llamó nada la atención, apenas había gente por la calle, para ser las 20 o las 21 de la tarde de un verano noruego. Smedasundet, la calle que está a la orilla del mar (aunque no lo parece, porque hay una pequeña isla justo delante y tienen hecho como un paseo fluvial), sí tenía algo más de movimiento y había varias terrazas con gente tomando algo. Pero ya os he comentado en alguna ocasión que lo de tomar algo en Noruega supone hipotecar varias comidas normales, así que tras dar un pequeño paseo, busqué un supermercado para comprar algo de comer y me volví al hotel.

Smedasundet

Más terrazas en Smedasundet

Iglesia de Vår Frelsers

El hotel no estaba mal, tenía alquilada una habitación en uno de los hoteles de la red Thon, que están por casi toda Noruega, y creo recordar que fue el día que menos tuve que pagar por el hotel, menos de 70€. Además tuvieron el detalle de preparar el desayuno antes de la hora de apertura del comedor, para que pudiera desayunar antes de irme, ya que mi bus salía temprano.

Haugesund no tenía gran cosa, al menos desde mi impresión y por lo poco que pude investigar antes de ir allí, pero cumplió su cometido de ser una ciudad de paso y proporcionarme un sitio intermedio para descansar. Tampoco iba a pasar muchas más horas allí, ya que a la mañana siguiente a primera hora tenía otro bus de la línea Kystbussen para enlazar Haugesund con Stavanger, en otras dos horas de viaje.

El trayecto es muy parecido al de Bergen-Haugesund, ya que va recorriendo toda la costa oeste de Noruega, cruzando brazos de los fiordos por puentes y ferrys, así que es un viaje bastante entretenido, aunque sólo sea por el paisaje o por las interrupciones para ir del bus al ferry y viceversa.


Nuestro bus en la línea de salida del ferry, esperando para continuar su viaje



Y eso es todo, llegué a primera hora a Stavanger, me dirigí derecho al hotel a dejar la maleta, y salí derecho a la oficina de turismo a informarme de cómo llegar al Preikestolen. Pero esto ya os lo cuento en la próxima entrada...