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viernes, 2 de agosto de 2013

Ruta por los fiordos noruegos: el tren de Flåm

Una vez finalizadas mis tareas en Bergen tras cuatro días, comenzó el verdadero viaje. La primera parada de esta ruta me llevaría a la estación de Myrdal, desde donde montaría en el conocido tren de Flåm o Flåmsbana.

El Flåmsbana hace el recorrido entre Myrdal y la localidad de Flåm en los dos sentidos, superando un desnivel de 865 metros en 20 kilómetros, siendo uno de los trenes operando en uno de los recorridos con más inclinación del mundo. Hay numerosos tours que lo incluyen en su oferta partiendo de distintas ciudades, pero en mi caso, como me gusta ir por libre, preparé la ruta a mi aire.

Desde Bergen a Myrdal fui en tren, por la vía que une Bergen con Oslo, y parece la mejor forma de llegar. El billete se puede comprar por internet en la página de ferrocarriles noruegos, NSB, pero como el billete para el Flåmsbana no se puede comprar así, decidí comprarlo todo junto en la oficina de turismo. No tiene sentido llegar hasta Myrdal si luego no iba a tener billete para bajar a Flåm. 

De Bergen a Myrdal hay aproximadamente dos horas de trayecto, y el billete cuesta 278 NOK (unos 35€). Uno podría pensar que son dos horas perdidas, pero el viaje bien merece la pena por los paisajes que ya comienzan a aparecer por la ventanilla del tren. Lamento la mala calidad de las fotos, pero hacerlas desde un tren en marcha en un día nublado y lluvioso no es nada sencillo...







La estación de Myrdal es muy pequeña, no hay pérdida posible. Afortunadamente, paró de llover poco antes de llegar a la estación, aunque de vez en cuando caían algunas gotas. Tiene un pequeño edificio entre los andenes con unos servicios y una cafetería, y poco más. 

El paisaje en cambio sigue siendo deslumbrante. Aquí tenía una hora de espera hasta la siguiente salida del Flåmsbana con destino a Flåm, ya en la orilla del Aurlandsfjord, uno de los brazos del Sognefjord, o Fiordo de los Sueñosel fiordo más largo de Noruega. Aproveché entonces para tomar algo y sacar más fotos del entorno de ensueño que se empezaba a dibujar.






El Flåmsbana, llegando a la estación

Una vez que llegó el tren, emprendimos la bajada hasta Flåm. El trayecto dura una hora, y el billete cuesta 280 NOK, algo más que el trayecto Bergen-Myrdal. En total, de Bergen a Flåm uno se deja 70€, nada más que en el transporte.

El sinuoso recorrido está lleno de túneles, cascadas, y pequeñas construcciones de madera que salpican el paisaje de vez en cuando. Al principio estaba alucinando con la cantidad de cascadas que había, pero si os digo la verdad, llega un punto en que uno ya pierde la cuenta. Hice el recorrido además en junio, cuando todavía hay nieve en los picos (como habéis podido comprobar), y el deshielo está todavía a pleno rendimiento, por lo que la cantidad de agua es tremenda. Posiblemente esta sea la mejor época del año para hacer este viaje.

También tenía un poco de reparo en lo de "uno de los trayectos más inclinados del mundo", por aquello de bajarlo siguiendo la ladera de la montaña, pero no impresiona para mal en ese sentido, fui muy tranquilo todo el viaje. Hay una pantalla que va indicando algunos hitos famosos, como por ejemplo Kjosfossen, un salto de agua de unos 225 metros. En ese punto el tren se paró un rato para que pudiéramos bajar a una plataforma anexa y hacer unas fotos más de cerca. Tras empaparme un poco, vuelta al tren y a continuar el recorrido.

Interior del tren


Kyosfossen

Recorrido del tren



Llegando

Una hora después de partir se llega a la estación de Flåm, una pequeña localidad que ronda los 500 habitantes. Se nota que es un gran punto turístico, y la estación de tren está rodeada de tiendas de regalos, algún que otro supermercado y también hay campings por la zona. Flåm también es el inicio de una de las rutas de barcos que recorren los brazos del fiordo, pero yo no haría ese viaje aquel día, estaba pensado para el siguiente.

Mi plan era dar una pequeña vuelta por la aldea, comprar algo de comer y esperar una hora hasta llegar al bus de Nor-Way que me llevaría hasta la localidad vecina de Aurland. Tras localizar la parada de autobús, que estaba en un parking, lo primero que me encuentro es un autobús con el logo de Asturias, así que me acerqué y el conductor y yo nos empezamos a reír. No es temporada alta ni la hora punta del día, y lo primero que me encuentro casi perdido en un pueblo perdido de Noruega es a un asturiano. El mundo es un pañuelo. 

Tras una breve charla, al supermercado a recordar viejos tiempos y comprar algo de comer. Por cierto, al supermercado entré con mi maleta de viaje y un portapóster, y ni me pidieron dejarla, ni me registraron nada luego. Ya echaba de menos esa confianza...

Las vistas desde Flåm también son muy bonitas. Estuve andando un rato y sacando algunas fotos, y 20 minutos antes estaba ya en la parada, que era el último bus del día y tampoco quería perderlo. Aurland no está muy lejos, pero después del día que llevaba, no quería poner la guinda caminando con una maleta grande y un portapóster a la espalda.




El fiordo de Aurland

Llegó el bus a su hora, monté y pagué mis 30 NOK (casi 4€) por un trayecto de 10 minutos, y me dirigí al fin del destino por hoy. Así que cuando vi el cartel de Aurland en la carretera, así como las primeras casas, pulsé el botón, ya que solo aparecía una parada en el recorrido. El autobús al rato paró en mitad de la nada, me bajé pensando que estaría cerca, pero no reconocía absolutamente nada de los alrededores.  El problema me lo solucionó un lugareño al que le pregunté, y me dijo que tenía que andar como 10 minutos por la carretera hasta llegar a Aurland, ya que no hay ningún camino ni nada para peatones... 

Así que allá me veis, tras 5 horas de viaje, una maleta grande y un portapóster, caminando por una carretera perdida de los fiordos noruegos. Al final, tuve justo la anécdota que estaba tratando evitar, aunque no tan dramática como hacer todo el recorrido andando. Finalmente, llegué a Aurland y pude descansar, que el día siguiente me esperaba un viaje en barco recorriendo el Aurlandsfjord y el Nærøyfjord, este último Patrimonio de la Humanidad. Pero eso ya lo dejo para la siguiente entrada...

Llegando a Aurland, a la derecha de la foto, a orillas del Aurlandsfjord